Sencillamente pudo haber sido un día común y corriente,
pero camino a mi destino la troca que me llevaba,
se descompusó, de la nada comenzó a tironearse.
Entonces sin temerla ni deberla no quizo andar más,
una parada en un paraje sin igual.
Mientras mis pensamientos se ponian de acuerdo,
con la accion preventiva que se debe hacer en estos casos,
me di cuenta que no era casualidad.
Pocas veces en la ciudad podemos encontrar un paisaje sin igual,
de eso que pocos podemos apreciar
en los bosques y en una postal.
Una colina, un pasto sacado de la televisión, las nubes perfectas,
el cielo más azul y puro que el smock en la maravillosa ciudad te pueda brindar
y los animales más exóticos que ni el zoológico los pueda mostrar.
La paz que los arboles te da con el sonido que emiten sus hojas
al compás de los algodones de ázucar, bañados de alegría y dicha.
Una parada que ni a mi se me hubiera ocurrido hacerla,
solo un minuto, solo un momento
gracias por no ser obra de la casualidad...
pd. Haz una parada para contemplar las cosas más bellas de la vida.
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